“No hay más que
tiendas de plata por allí, gente que quiere venderte, engancharte...No merece
la pena, y además todo cuestas, escaleras…”
Está claro que a
ellos, mis amigos, no les brilla la plata.
Decido seguir la huella de WILLIAN SPRATLING.
Frente a la
Biblioteca de Tepoztlan, de tan buenos recuerdos, me encaramo en el autobús
rápido de TAXCO, una hora y media, dicen. Duermo y aparezco en la Central de Autobuses cerquita de la calle Pajaritos
donde se encuentra mi destino: la Casa de Huéspedes Arellano. (Nada que ver,
espero, con FELIX ARELLANO, el rey de la droga de Tijuana). Es un sortear y sortear
los puestos del mercado que han invadido la calle esta mañana: flores, frutas,
ropas, gorditas, bisutería, fritangas y gente taconuda, escotosa, alfeñiques,
cachas, niños zascandileando, hormigueando por doquier.
Y resulta que la Arellano esta encaramada a la espalda de Santa Prisca, la barroquísima, y enfrentito mismo del mercado de los panes y puestos de comida. La
verja de entrada, la fuentecilla, la primera terraza florida, la casa del amo,
la hermana de la dueña, emperifollada para ir de iglesia, hecha mieles cantando alabanzas al prestigio
familiar te seduce y te resta fuerzas para seguir peleando. Me subo a la
segunda terraza, la de los hibiscos, desde donde se ve la torre de la parroquia
brillando en la noche. Mucho cuento tiene esta señora, pienso. Las habitaciones son buenas solo para desplomarse por la
noche derrengado uno de tanto subir
cuestas. En la terraza leeré y comeré mis frutitas bajo el ojo del cancerbero
familiar.
Jícara de café en
leche, como dicen, panes dulces divinísimos del puesto de al lado y escaleras
al Zócalo. Al caer la noche es un dédalo de puestos fantasmas.
Son las fiestas “ALARCONIANAS 2014” en homenaje al
escritor RUIZ DE ALARCON, que tan mal trataron en vida en México y
en España (por giboso, judío y moro de origen…), y hoy hijo insigne de la
ciudad, con teatro, circo callejero y la Orquesta Filarmónica de Acapulco por
la tarde.
La santa PRISCA es iglesia de un solo hombre: JOSE DE LA BORDA (De Laborde) siglo XVIII, que en uno de sus golpes de suerte mineros la
construyó en 12 años para mayor gloria de Dios, su generoso protector, y para
que su hijo Manuel pudiera ejercer su ministerio sacerdotal. Hasta Santa Prisca
detuvo los rayos de la tormenta para proteger su obra Cuentan.
Impresionante este “minero” franco-español que
desde los 17 años peleaba con las entrañas de la tierra. El hombre más rico de México,
arruinado, tuvo una vez que vender la
custodia de oro macizo y piedras preciosas de su iglesia para explotar una mina
en Zacatecas que le devolvió su poder. Pero el mercurio no le perdonó.
Su casa en Taxco
es hoy un museo y centro cultural y su palacio y sus versallescos jardines de
Cuernavaca, que vieron mejores días en tiempos de la emperatriz Carlota, han
sido restaurados y el Gobierno de GUERRERO organiza en ellos actividades culturales.
Decido coger una
COMBI que me suba hasta la plazuela San
Juan, la vista es cautivadora. Y sigo
subiendo por callejas hasta el mirador de BERMEJA, donde dice la leyenda que vivió la
seductora prima del rey Felipe II que se hundió con su majestuoso palacio en
las entrañas de la tierra por su maldad.
Me rompo la
crisma por las escaleras y aterrizo cerca del Zócalo donde tomo otra combi para llegarme a la entrada del
funicular que me llevara al hotel Monte Taxco donde pienso celebrar mi
cumpleaños con gran pompa y distinción, ¡jajaja!, ahora que todavía estoy a
tiempo.
Y resultó que aparecían por todos lados grupos de
muchachos con KIPPAH corriendo por los jardines, conversando con hombres maduros de substancia portadores de
cuadernos y listas, teléfono en ristre, entusiasmados con la preparación del
evento: VIAJE A ISRAEL DE LAS JUVENTUDES JUDIAS DE MEXICO, LA MASA.
¡Tantos y ricos!
FOTOS: cortesía de GOOGLE